Ir al contenido principal

De idas y venidas

Me encanta la expresión "de idas y venidas". Significa que has recorrido una distancia, has vivido una experiencia, has disfrutado de aventuras, pero has conseguido volver al punto de inicio.

En mi caso en esta aún corta existencia he vivido bastantes. Desde que este blog se enfundó en una capa de invisibilidad ya han pasado unos nueve años y la vida ha seguido avanzando inexorable paralelamente a una indecisión contínua sobre si pulsar la tecla de "eliminar definitivamente" que blogger me ponía delante.

En este período de silencio terminé una carrera que parecía la historia interminable y cuyos últimos años se me hicieron cuesta arriba hasta el punto de rozar superficialmente (por no hundirme en un tema tabú de nuestra sociedad) la depresión. Sin embargo gracias a la ayuda de mucha gente que estaba ahí, a mi tozudez y a las ganas de acabar con todo, obtuve el título y abandoné la ciudad que vio nacer este blog.

Con título y orla quise vivir, ingenuamente, en París. Pero Vietnam se cruzó en mi camino y me regaló una de las "idas y venidas" más especiales, bonitas y probablemente antihigiénicas de mi vida. Cuando la experiencia llegaba a su fin, el organismo que me había otorgado la estancia me pidió que escribiera sobre la experiencia. Yo, que soy una loca combatiente del olvido, y anoto diariamente algo especial del día en los calendarios que Gonzalo me hace a mano artesanalmente cada año, me encontré ante un folio en blanco en el que volcar los sentimientos de vivir y descubrir un hogar inesperado a más de 13.000km de tu verdadera casa. La funcionaria que lo recibió me regañó diciendo que era un pecado que no escribiese más, que no lo compartiese.

Tras Vietnam la venida fue dura, la vuelta a casa agridulce. Me encontré cerca de los míos pero en un lugar no sincronizado a mi vida. Era como caminar por la calle escuchándo música y que por primera vez no quedase bien, no pareciese uno de esos videoclips que desde adolescente me imaginaba cuando iba en autobús escuchando mi ipod. Sin embargo, esos dos años en Madrid, su gente, los nuevos ahora viejos extraños que se convirtieron en amigos y luego en familia, fueron el mejor regalo que las vueltas de esta existencia te pueden hacer.

Escribo esto en un blog silencioso pero que está gritando por volver. Y lo hago ahora porque hay algo dentro que me pide que disfrute de esta última ida, voluntaria. La gota de agua forzada por el viento y la gravedad, la rueda del hamster, todos esos "y si...", los sueños ingenuos, las esperanzas... todo eso ha sido lanzado al vacío. Hemos vuelto a empezar de cero porque la vida es ahora.

Con todo esto quiero decir que todos vivimos nuestras "idas y venidas" y debemos guiarnos por los buenos impulsos que sintamos tras más de dos décadas de ensayos. Y yo, quiero volver a escribir sobre las cosas que me encuentre en estos viajes de ida y vuelta, quiero escribir sobre el peso de la maleta, sobre todo lo que meto a presión y sobre la gente que me ayuda a veces a "acarretarla".

Y me encantará compartirlo contigo.

Nuestras idas y venidas en los autobuses litera del sudeste asiático podrían escribir más de un relato de aventuras, drogas o terror.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pop up!

La historia del amante guisante Para mi última entrega, mi profesora de Análisis me dio la idea de hacer la lámina con Pop Up ( los desplegables de toda la vida). Se trataba de analizar la casa- estudio del brasileño Mendes da Rocha empleando como soporte móviles y desplegables. Así que durante unos días (en realidad un fin de semana), me sumegí en el mundo de doblar, pegar y calcular distancias. De pequeña me encantaban los libros desplegables, pero también se pueden hacer un montón de cosas. Aquí os dejo referencias que me sirvieron de inspiración. El libro "POP VILLE" "POP VILLE" Como manualidad para niños es muy entretenido y los resultados,aunque más naif y caseros, siguen siendo buenos.

Donde viven los monstruos

Lo ví en la biblioteca pública que hay cerca de mi casa. No recuerdo cuantos años tenía, peró sí recuerdo aquellos dibujos. Estaban cargados de energía, de color y de formas geométricas. Disfrutaba viéndolo cada vez que iba a la biblioteca e incluso alguna vez vi camisetas con esos dibujos estampados. Quería ser como Max. Deseaba que mi habitación se convirtiese de pronto en un bosque y que me engullese. En casa de mis abuelos recuerdo juntar las sillas y la mesa y esconderme bajo manteles y sábanas en mi refugio. Cualquier niño lo habría hecho. Al crecer, como muchas de esas cosas que de niños nos son tan importante, me olvidé de Max, de Carol, de Alexander, hasta que hace un par de años un afortunado Spike Jonze, se atrevió a pegar un mordisco a esa fantasiosa historia. La película, un gran acierto, me devolvió aquella felicidad de las tardes en que nos dedicábamos a hacer el loco, a correr a gritos y a jugar al escondite. Maurice Sendak escri

40ena 02

Es viernes por la noche. Quizá ahora parece anodino mencionar qué día es en concreto. Sin embargo, en nuestra estricta rutina de trabajo semanal, éste sigue siendo el mejor momento de la semana, el instante que antecede a la libertad, a los planes. El lujo de ser y sentirse perezoso o de vivir hiperactiva e intensamente las siguientes 36 horas. Los viernes por la noche todo parece ser posible. Por ello, porque este momento me hace siempre feliz, vuelvo a lanzar el siguiente número de este mini proyecto de cuarentena. Estoy agradecida por vuestra acogida y no puedo dejar de agradecer a mis amigos y conocidos su confianza en esta locura, y a vosotros lectores, el estar ahí. Mucha más salud y feliz fin de semana, LdB * Para una mejor visualización, pulse sobre la primera imágen y disfrute...