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Mostrando entradas de 2020

Veo fantasmas

Como está pasando durante todo este año, uno planea y luego la realidad es otra. Lo que viene siendo el dicho "el hombre propone y dios dispone" tan empleado en mi familia. Este post, como muchos otros, estaba previsto como un manifiesto al trabajo para celebrar el 1 de mayo. Al final el sabio destino, y sobre todo el tiempo, lo han puesto en su lugar.  A pesar de los rebrotes, o justamente por ellos, me parece un momento ideal para reivindicar la importancia de la responsabilidad individual y nuestra gratitud hacia aquellos trabajadores tan invisibles pero tan esenciales para las comodidades de nuestras vidas. Puede parecerlo pero todavía no vivimos en un mundo robotizado que no necesite del trabajo duro, del sudor o del sacrificio de otros para conseguir lo que deseamos, o mejor dicho, necesitamos. Cuando el mundo se paró este marzo pasado e ir a hacer la compra o enfermar se convirtió en una cruzada contra lo desconocido, la revista The New Yorker comenzó a inmortaliz

SAY THEIR NAMES

No suelo escribir sobre estos temas. Es cierto que en mis opiniones, en las noticias compartidas y en mis círculos más íntimos comparto libremente mi pensamiento, pero la realidad es que no suelo sumergirme tan activamente en muchos temas candentes. Sin embargo creo que es hora de dejar muchas cosas claras, de organizar ideas, no olvidar y sobre todo, exigir. Desde el pasado lunes 25 los periódicos, las calles de EEUU y nuestras redes sociales se han llenado con protestas, peticiones y sobre todo, con retratos de Big Floyd. George Floyd era un padre de familia, un amante del baloncesto, una persona cariñosa y dulce según sus seres cercanos. Trabajaba como vigilante de seguridad y estaba involucrado en su comunidad. Un hombre normal, como tantos otros que pueblan el mundo. Pero nada de eso importa, porque tenía una característica especial, era negro. Afroamericano, que dirían los correctores políticos. Este caso ha vuelto a prender las llamas en la población de los estados libres, bril

I vote for Miranda

Confieso que durante esta cuarentena he leído poco, muy poco. Lo he hablado con conocidos, grandes lectores, y a muchos de ellos les ha pasado lo mismo. En vez de disfrutar de la sensación del papel entre mis dedos, me he lanzado a devorar ficción en forma de series encadenándolas en el tiempo sin prisa pero sin pausa. Empecé antes del confinamiento con Chernobyl , que francamente ya podía haberme servido de aviso anticipado de lo que se vendría encima en la vida real. Tras haber disfrutado del maravilloso relato periodístico de Svetlana Alexiévich hace varios años, la serie de la HBO inspirada en él me volvió a despertar ese sentimiento gris de tristeza, de impotencia, de incertidumbre fruto de cualquier catástrofe de escala planetaria, de imposible culpable y de apariencia fantasma. Disfruté de un nuevo papa, deleitándome con la belleza perseguida, conseguida y exaltada de las creaciones de Sorrentino , con la extravagante banda sonora que te pone a bailar entre monjas, con el lunar

40ena 04

C uando un jueves por la tarde tuve la idea de sacar una revista cada viernes de la cuarentena y llamarla homónimamente, supe que sería breve pero intenso. La mayor parte de las cosas son así, un suspiro de pura esencia, una carcajada, un rayo de sol repentino, un perfume, el chocolate puro, una tormenta de verano inesperada... Sabía que muchos me apoyarían y sin embargo no imaginaba cuántos y con qué grado de compromiso, ilusión y sinceridad. Muchas cosas se quedarán en el tintero con esta última edición. Podríamos seguir con más reflexiones, direcciones, destinos, libros, películas, amigos...casi hasta el infinito porque cualquier tema es interesante si lo enfocas desde un buen punto de vista, porque todos tenemos algo especial, algún secreto, afición o interés sobre el que quizá nunca nadie nos haya preguntado. Me gustan mucho lo refranes y las frases hechas del castellano. Podría también recurrir a muchos de ellos para despedirme. "Lo bueno si breve...", &quo