Ir al contenido principal

Enero en la casa Fisher

 Si existe un viaje que ocupa un lugar destacado en mi lista mental de aquellos relacionados con la arquitectura, es recorrer en coche los bosques y vecindarios de Pensilvania para visitar las maravillas que esconden. Parece un viaje lejano y por ello, y porque enero ya ha volado, me lanzo a hacer una serie de crónicas mensuales en las que viajar por aquí, invitándoos a celebrar conmigo la buena arquitectura, o al menos aquella que me gusta, me reconforta y me hace soñar.

Pónganse cómodos porque un fin de semana al mes, soñaremos con disfrutarlo y vivirlo en una casa concreta. Y enero, con su frío y nuestro anhelo de nieve, me lleva a esta...¡Bienvenidos a la casa Fisher!

via: Somewhere I would like to live

Para todos los arquitectos amigos y conocidos, esta casa es un clásico. Ejercicio de dibujo en primero de carrera, ejemplo de estudio en cualquier temario de Historia de la Arquitectura, no vengo aquí a hablar sesudamente de por qué esta casa es importante. Simplemente creo que sus espacios hablan solos, sus volumenes, sus materiales, etc, y eso es lo especial, lo mágico del buen diseño, de la reflexión escondida tras un edificio, del arte en general. Quizá mi intención es demostrar que, aunque los pequeños detalles se pueden copiar, siempre hay una reflexión mayor detrás, y nuestra profesión se basa en ella. 

Espero que os guste y os haga soñar,

L.

La casa Fisher es una obra del arquitecto estonio-americano, Louis Kahn, y recibe el nombre de sus promotores, el matrimonio Fisher. Construida en 1967 en Hatboro, al este del estado de Pensilvania, la casa sirvio de ejercicio a Kahn para probar sus ideas sobre los volumenes y el movimento. El resultado debió de ser bastante satisfactorio ya que perteneció a los descendientes de sus dueños hasta su venta en 2012.

 

via: hicarquitectura
 

La casa Fisher está situada en una colina y rodeada de un bosque y un arroyo, lo que justifica su contundente zócalo de piedra y la búsqueda de las mejores vistas en las habitaciones occidentales frente a la rotundidad y cierre hacia el acceso y la calle. 

La casa se compone de dos volúmenes cúbicos, el público y el privado, orientado el primero 45º del segundo e intersecados. De esta forma se creaba un hogar para la familia, y un espacio de trabajo y oficina para el doctor Fisher. 

Los espacios interiores están diseñados para permitir la entrada de luz en invierno e iluminar toda la casa. El bosque está ahí y se convierte en un elemento más de la vivienda.

Sin embargo, si por algo es conocido Kahn es por su habilidad para crear detalles, para despiezar los espacios, ocultar muchos elementos y embellecer las atmósferas con sus diseños en madera. El propio hogar, la cocina como una pieza no cerrada pero privada, el juego de las ventanas y los paños de madera. No sé si los artesanos con los que trabajaba estaban encantados, pero desde luego, es uno de los arquitectos que supieron dar brillo a la madera y al trabajo fino de carpintería. 


via: Somewhere I would like to live



via: Somewhere I would like to live


via: The Wall Street Journal

via: Somewhere I would like to live


  

via: The Wall Street Journal

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pop up!

La historia del amante guisante Para mi última entrega, mi profesora de Análisis me dio la idea de hacer la lámina con Pop Up ( los desplegables de toda la vida). Se trataba de analizar la casa- estudio del brasileño Mendes da Rocha empleando como soporte móviles y desplegables. Así que durante unos días (en realidad un fin de semana), me sumegí en el mundo de doblar, pegar y calcular distancias. De pequeña me encantaban los libros desplegables, pero también se pueden hacer un montón de cosas. Aquí os dejo referencias que me sirvieron de inspiración. El libro "POP VILLE" "POP VILLE" Como manualidad para niños es muy entretenido y los resultados,aunque más naif y caseros, siguen siendo buenos.

Donde viven los monstruos

Lo ví en la biblioteca pública que hay cerca de mi casa. No recuerdo cuantos años tenía, peró sí recuerdo aquellos dibujos. Estaban cargados de energía, de color y de formas geométricas. Disfrutaba viéndolo cada vez que iba a la biblioteca e incluso alguna vez vi camisetas con esos dibujos estampados. Quería ser como Max. Deseaba que mi habitación se convirtiese de pronto en un bosque y que me engullese. En casa de mis abuelos recuerdo juntar las sillas y la mesa y esconderme bajo manteles y sábanas en mi refugio. Cualquier niño lo habría hecho. Al crecer, como muchas de esas cosas que de niños nos son tan importante, me olvidé de Max, de Carol, de Alexander, hasta que hace un par de años un afortunado Spike Jonze, se atrevió a pegar un mordisco a esa fantasiosa historia. La película, un gran acierto, me devolvió aquella felicidad de las tardes en que nos dedicábamos a hacer el loco, a correr a gritos y a jugar al escondite. Maurice Sendak escri

40ena 02

Es viernes por la noche. Quizá ahora parece anodino mencionar qué día es en concreto. Sin embargo, en nuestra estricta rutina de trabajo semanal, éste sigue siendo el mejor momento de la semana, el instante que antecede a la libertad, a los planes. El lujo de ser y sentirse perezoso o de vivir hiperactiva e intensamente las siguientes 36 horas. Los viernes por la noche todo parece ser posible. Por ello, porque este momento me hace siempre feliz, vuelvo a lanzar el siguiente número de este mini proyecto de cuarentena. Estoy agradecida por vuestra acogida y no puedo dejar de agradecer a mis amigos y conocidos su confianza en esta locura, y a vosotros lectores, el estar ahí. Mucha más salud y feliz fin de semana, LdB * Para una mejor visualización, pulse sobre la primera imágen y disfrute...