Abril es un mes complicado porque nunca sabes si al salir de casa te acechará una alergia caballil, si volverás sudado con la chaqueta debajo del brazo, si te diluviará al mediodía y tus zapatos te acompañarán todo el día con un sonido digno de una película de cine mudo... ¡ay, abril! Así es que buscando la casa perfecta para este mes, no dudé en que ésta sería un poco como él. Resulta fácil imaginarse un largo invierno con la nieve rodeándote, pero también hacerlo con largas jornadas de luz cálida y cegadora, y por qué omitirlo, hordas de mosquito. De esta casa me gustan muchas cosas, empezando porque es la propia casa de un arquitecto y eso en una profesión como ésta, me parece decir mucho. Siempre he creído que, a pesar de lo que se podría pensar, diseñar una casa para uno mismo siendo arquitecto es complicadísimo, aunque puede ser que la perspectiva de la madurez y el pragmatismo cambien esto. Peter M. Cohen no es alguien famoso, o aparentemento no lo es para alguien con una I...