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Abril en la casa Amtrak

 Abril es un mes complicado porque nunca sabes si al salir de casa te acechará una alergia caballil, si volverás sudado con la chaqueta debajo del brazo, si te diluviará al mediodía y tus zapatos te acompañarán todo el día con un sonido digno de una película de cine mudo... ¡ay, abril!

Así es que buscando la casa perfecta para este mes, no dudé en que ésta sería un poco como él. Resulta fácil imaginarse un largo invierno con la nieve rodeándote, pero también hacerlo con largas jornadas de luz cálida y cegadora, y por qué omitirlo, hordas de mosquito.

De esta casa me gustan muchas cosas, empezando porque es la propia casa de un arquitecto y eso en una profesión como ésta, me parece decir mucho. Siempre he creído que, a pesar de lo que se podría pensar, diseñar una casa para uno mismo siendo arquitecto es complicadísimo, aunque puede ser que la perspectiva de la madurez y el pragmatismo cambien esto.

Peter M. Cohen no es alguien famoso, o aparentemento no lo es para alguien con una IP europea. Por más que he buscado, solo he llegado a descubrir que su estudio se llama (o llamaba) Peter M. Cohen & Associates y que en su juventud fue aviador (el sueño de algún lector asiduo). 

Resulta que Peter construyó esta casa para él y su mujer Sally para poder disfrutar del entorno natural de Ellsworth, Maine, donde los bosques llegan al agua y uno tiene la impresión de vivir en medio de la naturaleza. Para ampliar esa sensación, el arquitecto decidió dividirla en módulos que buscan las mejores vistas y se asientan sobre la ladera, unidas siempre a través de una espina. 

 La trasera de la casa nos oculta el paisaje que disfrutaremos desde dentro, recreando además con los escalonamientos interiores una sensación de altura o de casa suspendida entre los árboles. Me gusta mucho cómo la entrada nos enseña poco de lo que más adelante descubriremos y esa consecución de espacios enlazados entre la cocina, el espacio de comedor y la zona de estar.

 Las fotografías de Mark Mahaney nos muestran a una pareja de octogenarios entrañable que viven en una casa que cualquier treintañero podría desear en la actualidad, porque desde luego, esta arquitectura no pasa de moda.

¡Que la disfrutéis!

L.













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